domingo, 11 de enero de 2009

El arte del encuentro


El olor del café recién hecho después de un sueño reparador, un paseo sin rumbo, el agua de la ducha cayendo sobre la piel, el papel en blanco ante tus ojos queriendo ser algo más, un viaje en tren. A lo largo del día son muchos los momentos que te invitan a pensar, a crear algo diferente, y te invade una realidad diferente, de la que ya no puedes escapar, solo hay que dejar que fluya y disfrutar.
Imagino, que de este modo, un artista crea sus obras. Despierto, esperando deseoso que llegue ese momento, una imagen en su retina o en su mente, una sensación que le inspire. El ese momento, el tiempo se detiene, ha llegado la hora de crear. Es un trabajo personal, de dentro a fuera, de crear lo que nunca fue creado.
Dicen que la terapia es una arte. Es el arte del encuentro. El encuentro entre dos o más personas, dos almas que se cruzan en un lugar y un tiempo, para no volver a ser las mismas. Una tarea arriesgada, tal vez.
Crear una realidad diferente para alguien que la que conoce le hace sufrir. Modificar la tuya propia, porque ya no es útil. Buscar el sentido de la vida, aprender a escuchar lo que tu interior te susurra al oido. Tu mundo y el mío, tus miedos y los míos, se mezclan y luchan juntos para perder el miedo a sufrir, para teñir tu paisaje de un color más acogedor a tus sentidos, hacer de tu cama un lugar más cómodo para descansar cada noche. Todo un arte, tal vez.